He deshojado tantas
margaritas,
tantas rosas rojas
planté en mi jardín,
esperando que la
pasión estallara,
que el amor me llenara el jardín de flores.
Pero la sequía se
prolongaba,
nunca llegaba la
primavera
las semillas dormitaban
en su eterno sueño
invernal.
Y las eternas nieves
canas,
adornaron mis sienes,
coronando mi
sabiduría.
En un tardío otoño, tímidos
brotes asoman
Temblorosos, pero
valientes,
en un cálido
invierno, extraño y diferente.
Reconciliándome con
la vida.
Reme Gras.
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