Atrapó las briznas del viento,
ganando para mí el aire que respiro,
el oxígeno que me niegan
la paz que no hayo.
Y arañó la tierra buscando,
la vitalidad que escapa
de este cuerpo ajado
desvirtuado y herido.
Busco el refugio en la palabra,
que es manantial de sabiduría,
saciando mí ignorancia
retorno al origen de mi angustia.
Y dejó que me cubra el olvido,
para que restañe la herida
que cicatrice el dolor,
antes que agonicen mis días.
Reme Gras.
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