Llevaba el mar en sus ojos,
aunque su color fuese oscuro,
volvía siempre a él…
Único útero que conocía.
Allí, sumergida volvía a renacer,
se liberaba su espíritu
regeneraba su alma…
La vida cobraba sentido.
Era el mar, su madre,
el viento el padre que la engendro,
hermana de las olas…
Enamorada del cielo.
Añoraba ser pez,
perderse en las
profundidades,
y vivir entre el coral y las estrellas.
Hasta que su espíritu reposara…
Entre el cielo y la tierra.
Reme Gras.
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