Vivo en el limbo del
olvido,
arrinconada en un
cajón
como un departamento
más
en el archivo de tus
días.
Se abre el
cajón, en horas regulares,
cumplidamente…
con la metódica y
calculada rutina
obedeciendo a lo
establecido en la norma.
Me arrugo, como papel
croché,
amarilleando el color
de mis ojos,
nublados de lágrimas
en la inútil espera
de un latido.
Y languidezco
resignada,
conforme, en mi
agonizante destino,
haber nacido para
morir…
guardada en un cajón
del limbo.
Reme Gras.
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