Más que simple
sequía,
es encurtido al sol,
así esta mi corazón.
Siquiera el consuelo
del llanto,
humedece mi alma.
Solo es un ocho que se repite,
el principio sin fin,
porque el fin es el
principio.
Es la melodía
encadenada,
grilletes que nos pegan
al suelo,
atornillando nuestra
rebeldía,
al submundo de
ultratumba.
Y si grito, no llamo
a la vida,
clamo, por la bendita
muerte.
Reme Gras.
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