Sigo esperando… ese
gesto,
esa caricia, ese
detalle,
y sin entender
porque, sigo esperando
aquello que me
niegas.
Esperar el abrazo que
quite el frio,
la palabra que
conforte,
porque esperar se
convirtió en rutina,
en lo que trae el día
junto a la noche.
Muero junto a la
esperanza,
agonizo entre buenos
deseos,
junto a las palabras
que no pronuncias.
Y la espera se acaba…
se desvanece entre
lágrimas,
naufragando en su
propia agonía.
Reme Gras.
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